Autonomía e Independencia Emocional de la Personalidad
en las Relaciones
“Instruye al niño en su caminar, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él” (Proverbios 22:6).
Todo ser
humano disfruta de cualidades sublimes diferentes y superiores al resto de los
seres vivos en este hábitat coexistente. Es pensante y reflexivo. Talante que,
en algún momento durante el desarrollo de la madurez emocional individualizada,
le da la supremacía de sentir algún grado de preocupación emocional interna por
síntomas conflictivos relacionados con la propia personalidad en las
interrelaciones con los demás y aun con los otros seres vivos desprovistos de
conciencia.
Tales preocupaciones surgen de la incomprensión
en relación a temas tan personales como la autonomía y la independencia
personal. Conceptos tales, que alteran la conducta diaria, cuando no se es
plenamente libre y se actúa como esclavos de alguien o de algunos hábitos que
controlan la vida, todo esto altera la personalidad.
· Autonomía: grado de capacidad del individuo en las tomas
de decisiones sin la intervención de otras personas.
· Independencia: abandono de ciertas clases de esclavitud
emocional y restauración de la dimensión psíquica. Estos temas están
íntimamente ligado a la personalidad de cada individuo.
Aun cuando los estudiosos del tema no se ponen de
acuerdo acerca de una definición acertada de la personalidad que abarque todos
los aspectos, aquí les dejo una de las más de cincuenta que han pretendido a
través de la historia definirlo. “Estructura
de carácter psicológico que hace referencia al conjunto de rasgos distintivos
de un individuo. Alineación dinámica de los sistemas psicofísicos que permite
establecer un modo específico de actuar y de pensar particular que varía de un
individuo a otro”[1].
Este aspecto amplio del ser, le permite a todo
individuo mediante su estándar elevado de conciencia tomar algún momento de
comunión intima consigo mismo para reflexionar sobre su modo de pensar, sentir,
y relacionar con los que le rodean. Ejercicio interno que a veces generan
preocupaciones propias. Nos preguntamos ¿Cómo
se adquieren esos preocupantes asuntos internos muy personales? y a la vez, intentamos
responder esa cuestión en este artículo.
Conceptos e influencias tempranas
Las concepciones y creencias propias muy internas que los individuos poseen y que
conforman simbióticamente parte inseparable de la personalidad, se van
constituyendo y solidificando en la primera etapa de la vida. Ninguno de los individuos escapa a esta
realidad, comprobada una y otra vez en los ámbitos científicos.
Estas convicciones propias del ser, han comenzado a
configurarse en el cerebro del individuo con las primeras influencias genéticas
de ambos padres, y también los efectos ambientales especialmente aquellas que
rodean a la madre, tanto internamente como las de su entorno. Las influencias
prenatales se graban en el cerebro en formación, desde la concepción y mientras
el feto está nueve meses en el útero materno y continúa así,
ininterrumpidamente, de manera acelerada hasta los primeros siete años de vida,
que es el período de tiempo donde se adquiere y se arraiga el temperamento y se
forma la personalidad que acompañará al individuo por toda la vida,
ralentizándose este proceso a medida que pasan los años y crece la persona.
Formación de conceptos y la voluntad
Esos conceptos adquiridos tempranamente, han pasado a
formar parte inseparable de la vida, sin que el individuo en cuestión pudiera
racionalizar aun por ser muy tierno e inmaduro para tal fin. Se nace en un
hogar, con padre y madre que poseen sus propios sistemas de creencias y valores
aprendidos por ellos mismos desde las generaciones anteriores de sus
antepasados (padres, abuelos, tatarabuelos parientes y la sociedad) que
traspasan como herencia conductual a la nueva generación de sus hijos, sin que
el nuevo integrante pudiera tener participación voluntaria.
Todo individuo, en este mundo llega a formar parte de
un sistema educativo familiar y social, donde el principal personaje (usted),
el individuo en cuestión no ha tenido opciones de elección. Esas creencias y
concepciones de sus padres y demás familiares ascendentes se han quedado
impresas en su mente de manera involuntaria, ya que el actor principal (usted),
no ha decidido sobre esa cuestión tan importante para su vida futura. De ahí muchas
de las incomprensiones en la forma propia de actuar y pensar que poseemos todos
los seres humanos adultos. Sin importar las buenas intenciones que nuestros
padres hayan tenido. Su cultura, su forma de ser y de pensar se han grabado en
la mente de todo niño.
En cuanto a la personalidad adquirida
involuntariamente por cada individuo, se pudiera afirmar que todos los seres
humanos adultos, hombres y mujeres llegan a esta etapa de la vida siendo
inconscientes de su verdadera naturaleza, muchas veces sorprendidos por
reacciones en el diario caminar sin saber el porqué de tales conductas. TODO
ADULTO PUEDE Y DEBE CONFRONTAR SU PROPIA FORMA DE SE SER; SU PERSONALIDAD DEBE
SER DESAFIADA POR SI MISMO Y VECER.
"Por este mundo de socializaciones continuas y con relaciones muchas veces disfuncionales, caminan muchos adultos inconscientes de su verdadera personalidad adquirida involuntariamente. Por lo cual no se confrontan a sí mismos, produciendo daño a su propio ser y sus relaciones"
Influencias tempranas en las literaturas
Al hacer un recorrido por las literaturas que tratan
el tema de manera profunda, rescatamos algunos de los incontables autores que
abordan esta temática como prueba científica de este concepto. Bachrach
(2015) dice que: “Las experiencias temprana de vida al lado de nuestros padres pueden
tener consecuencias para toda la vida”. El aprendizaje vital de los
conceptos y la personalidad del individuo adulto queda determinado por las
vivencias en la primera etapa de la vida.
Blakemore (2011) trata ampliamente el tema sobre el
aprendizaje en la niñez, nos habla sobre las influencias “in útero” y cómo, desde tan temprana edad se construyen las
conexiones neuronales que van a regir la vida del futuro adulto.
Punset (2012) “De
los logros que alcance en este período iniciático de su vida, así como los
comportamientos que estos triunfos reafirmen en él, va a depender el tipo de
persona que será de adulto”.
Kuzma (2008) “Durante
los primeros siete años se formarán los hábitos fundamentales para toda la vida”.
Ya en el año 1903 la escritora White había expresado “No se puede exagerar la importancia de la
educación precoz de los niños. Las lecciones que aprende el niño en los primeros
siete años de vida tienen más que ver con la formación de su carácter que todo
lo que aprende en los años futuros”.
Al analizar este tema se puede racionalizar sobre la
suprema importancia de la temprana formación del carácter y temperamento que
poseerá todo hombre y mujer en su vida adulta, acerca de lo cual muchos padres
ignoran. Usted posee un carácter adquirido en la niñez, del cual quizás no está
conforme, por lo que debe trabajar terapéuticamente para superarlos.
La milenaria sabiduría de los escritos sagrados remembra
día, a día esta enseñanza, “Instruye al
niño en su caminar, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él”
(Proverbios 22:6).
“No debemos educar a nuestros hijos para que sean
felices y exitosos; nuestro deber como padres consiste en educarlos para que
tengan individualidad, con lo cual serán felices y alcanzaran el éxito en todo
lo que emprendan[2]”
Desde hace mucho tiempo los psicólogos y hoy las
neurociencias se suman a esta propuesta y
exhortan en relación a la suprema
importancia de la temprana educación de los niños. Lo aprendido en los primeros
años formará parte de toda la vida. Los comportamientos del adulto, tienen
profundas raíces de la vida inicial que se traen desde la casa paterna, independientemente
de si se descienden de hogares funcionales o disfuncionales, se traen
incorporados en los recuerdos las vivencias de la etapa temprana de la vida y
dominan las relaciones actuales de los adultos.
Hay mucha sabiduría en la frase que dice que: “todo adulto tiene un niño dentro suyo”.
Queda claro que las vivencias tempranas influyen poderosamente en la dinámica
diaria de todas las relaciones y es una de las causas de mayores disgustos para
la convivencia conyugal, familiar y social.
Como ejemplo vivo de los conflictos que en toda relación
se pueden presentar, veremos el caso de un matrimonio, lo cual se conforma de
tres hogares distintos.
El hogar de él: con todo su background de mitos y
creencia que están profundamente arraigados en su ser y que muchas veces ni
siquiera es consciente de su verdadero estado, y ahora hay que convivir con la
mujer elegida como compañera de vida.
a- El hogar de ella: con todas las influencias quizás muy dispares y diferentes de lo vivido
por su compañero. Ambas experiencias pueden estar tan distanciados como el día
y la noche.
b-
El nuevo hogar:
El nuevo matrimonio construye sus propias creencias en unidad con los conceptos
internos, que ambos poseen y que lo han adquirido inconscientemente desde de
sus hogares de orígenes, que sin dudas traspasaran a sus hijos para las nuevas
generaciones.
Esto es conflictivo para muchos matrimonios que, a
pesar del compromiso conyugal deben mantener su individualidad personal y su
independencia, como evidencia verdadera de la madurez de ambos contrayentes. Si
no obtienen las herramientas terapéuticas para trabajar dichas diferencias, pasan
a engrosar las estadísticas de tantos matrimonios conformados por individuos disfuncionales.
Lo que encamina frecuentemente a tomar decisiones conyugales equivocadas,
algunas veces con consecuencias serias para la convivencia como matrimonio y
como familia. Esto se agrava con la llegada de los hijos. NUESTRA INVITACION ES
A TRABAJAR LA INDIVIDUALIDAD Y LA INDEPENDENCIA EMOCIONAL HASTA ADQUIRIR UNA PERSONALIDAD
FUNCIONAL, NO CONFLICTIVA.
Lic. Mario García MTF
Bibliografía
2- Bachrach, Estanislao. En Cambio- Aprende a Modificar tu Cerebro Para Cambiar tu Vida y
Sentirte Mejor. Quinta Edición. Ediciones Sudamericanas. 2015 Buenos Aires.
Argentina.
3- Blakemore Sarah Jayne. Como Aprende el Cerebro. Editorial Planeta. 2011. Barcelona España.
4- Punset, Eduardo. Lo
Que Nos Pasa Por Dentro. Ediciones Destino. 2012. Barcelona España.
5- Kuzma, Kay. Los
Primeros 7 Años. Asociación Casa Editora Sudamericana. 2008. Buenos Aires.
Argentina.
6- White, Elena. Conducción
del Niño. Editorial ASCES. Buenos Aires Argentina.