martes, 19 de abril de 2016

Relación Horizontal de Padres Como Modelos de los Hijos

 Relación Horizontal de Padres Como Modelos de los Hijos

 

 "Los padres, son  los modelos naturales de sus hijos: Existen dos maneras de modelar"



1-     El modelaje vertical que abarca la interacción de padres/hijos: las mayorías de las investigaciones científicas  en el arte de modelar se enfocan en este modelo vincular. Implica que se ocupan de las relaciones parentales/filiales, en función de las tareas como progenitores y las vivencias con los hijos a fin de educarlos para el futuro. Relaciones que se da con sentido de verticalidad hacia ambas direcciones: desde arriba hacia abajo con los padres modelando y desde abajo hacia arriba, los hijos aprendiendo. Tales maneras hipotéticamente revisa  las relaciones que  vinculan sus deberes paternales en tal sentido: “el papá debe jugar con sus hijos varones”, “la madre debe enseñar a las hijas” y otras muy similares.

2-     El modelaje horizontal (interacción de los cónyuges/padres entre sí): Los estudios son increíblemente menos en cantidad por lo que es más difícil encontrarlos dentro de las literaturas. Es como si  las relaciones entre ambos padres pasaran  inadvertida, o a un segundo plano como forma de modelar para la educación  sus hijos. La idea que proponemos es que la dinámica diaria de esta relación horizontal (entre la pareja de padres/esposos) afecta definitivamente la conducta de los hijos y sirve como modelo que ellos imitarán y es de primer orden, es el modelaje principal en el tema de la educación, porque es la base donde se construyen todas las dinámicas del hogar. Muchas veces llegan a consulta jóvenes con dificultades de relación en su entorno social (familia, escuelas, pareja, etc.) y se descubre que la raíz de estas actitudes disfuncionales se encuentra en las dinámicas enfermizas de las relaciones matrimoniales de sus padres (peleas, agresiones físicas y verbales, actitudes de irrespeto mutuo, etc. entre la pareja).

La modelación en este sentido se da en forma horizontal, y representan aquellas dinámicas vinculares de la pareja como cónyuges/padres: aspectos que involucran el modo en que se tratan entres sí mismos en su relación conyugal, el  cómo se hablan entre sí, el respeto mutuo, el amor, el cariño, el tono de voz, que se prodigan etc. todas estas interacciones  expresivas de los padres  afectan  las actitudes presentes y futuras que  las proles forjarán como modelo de conducta.
Cuanto más amor revelen los padres/esposos en su relación, cuanto más  nobles y puros sean las atenciones mutuas, cuanto más alto sean los propósitos que vivifiquen  los padres, cuanto más elevadas sus dotes intelectuales y morales, cuanto más desarrolladas sus facultades físicas, cuanto mejores sean las relaciones entre ellos. Mejor será el equipo que sus hijos cargarán como liviana mochila que ha  de acompañar la vida que sus proles revelarán en las conductas diarias.
Las dinámicas de estas relaciones finalmente se constituyen en la base principal para el desarrollo de  toda la familia, especialmente de los hijos. En este artículo, vamos a desarrollar  el punto de partida de (Dunker 2001) para tener una “Familia Saludable” que dice:


“En una familia saludable el padre y la madre tienen una relación más cercana que con cualquier otro miembro”
José Dunker


Es fundamental el rol horizontal de los padres para la buena crianza de sus hijos, ya que son los modelos que ellos  naturalmente van a imitar por el resto de la vida. El fundamento emocional equilibrado de los hijos se va creando de la interacción sana que nace de un vínculo afectivo fuerte  de  sus padres entre sí. También es cierto que las parejas de padres disfuncionales, crean hijos disfuncionales para la familia y la sociedad, por eso decimos que:

"La relación más importante para una esposa y madre no es con ninguno de sus hijos o hija, sino, su marido; la relación más importante para un esposo y padre, no es con ninguno de sus hijos, sino, su esposa. Por lo tanto, se debe dar prioridad a esta relación"

Los cónyuges en su función de ser padres, y que aprenden a tener una clase de relación muy cercana entre sí, crían hijos sanos emocionalmente, equilibrados, seguros de sí mismos, con alta auto estimación propia y con tendencias a tener futuros hogares bien constituidos.  Esto porque han convivido con el modelo ejemplificador de sus progenitores, también es verdad que un hogar disfuncional es caldo de cultivo que sus hijos tienen probabilidades de repetir en el futuro.

Con razón Nuestro Señor Jesucristo dijo: “No puede el buen árbol llevar malos frutos, ni el árbol malo llevar frutos buenos”
Queremos aportar una serie de acciones horizontales específicas a realizar por los cónyuges/padres en sus dinámicas diarias como parte de las intenciones modeladoras funcionales para sus hijos. Estas acciones, conllevan resultados favorables para la educación presente y futura de los mismos. Recomendamos los siguientes aspectos.

1-    Tener un espacio exclusivo dentro de la casa: a pesar de la crisis contractual a nivel mundial, cada pareja debe hacer los arreglos necesarios para construir su propio espacio alejado de los familiares o rentar (vivir solos sin las intervenciones de los suegros) y acomodar un espacio privado donde pueden tener un lugar exclusivo dentro de la casa: la habitación conyugal que sea, aseado, limpio, placentero y apartado exclusivamente para uso de la pareja. Esto es prioritario para las interacciones sana de la pareja y los hijos.

2-    La habitación conyugal es un lugar, para descansar y hacer el amor para la pareja: (No es el lugar donde los niños juegan): se debe priorizar las fronteras entre los espacios comunes en una casa y las habitaciones privadas de cada uno de los miembros.

Se recomienda como un gesto de cortesía y buenos hábitos que sirven de modelo que cuando los padres necesitan ir a la habitación de sus hijos, o hijas deben golpeen la puerta, nunca ingresar de sorpresa. Las puertas de todas las habitaciones deben permanecer cerradas e ingresar después de recibir autorización. Lo mismo debe suceder cuando los niños deseen  ir a la habitación conyugal, se debe enseñar con el ejemplo primeramente, que la habitación conyugal es un lugar privado al cual ingresar con el permiso de los padres.

Lo contrario sucede en familias aglutinadas donde se desconocen las fronteras, los hijos se crían libertinos, con falta de respeto, desordenados y disfuncionales para sí mismos y para la sociedad.

Esta regla de convivencia es parte de las fronteras que naturalmente deben existir en todos los hogares. Donde se practican las fronteras familiares, los hijos se crían con deferencia hacia sí mismos y hacia los demás, porque aprenden desde sus hogares a convivir respetando los espacios ajenos, lo cual le libera de grandes dificultades cuando se relacionan con la sociedad.
La inferencia es esta, los hijos e hijas criados así,  son jóvenes respetuosos, amorosos, comprensivos y son un buen legado de sus padres a la sociedad.

3-    En otro aspecto: Los bebés, hasta los seis meses de edad pueden compartir la habitación de los padres; pero en su propia cuna, no en la cama matrimonial. A partir de esa edad deben ser mudados a ocupar su propio espacio en otra privada. Se han comprobado muchos beneficios para la salud emocional en la vida de ese individuo. Solamente hay que tomar todas las precauciones para la seguridad del bebé en su nueva habitación. En la actualidad hay muchos avances tecnológicos para asegurar el bienestar de los hijos a esta edad: Cámaras, micrófonos, monitores de imágenes y sonidos, etc. en su propia habitación los padres pudieran dejar entre abierto su puerta y la puerta  del bebé por si el bebé necesitara algo, o se enferma, o llora etc.  Debe estar seguro que sus padres están allí.
4-    Alabe a su pareja: exprésense alabanzas mutuas por todos los privilegios de haberse escogido el uno al otro para entregarse totalmente y sin reservas a esta relación, exprese  bondades,  cariño,  amor, las virtudes emocionales y cualidades positivas de ambos.

5-   Salidas frecuentes en pareja, como cuando eran novios: Caminatas, restaurantes, helados, hoteles, viajes, fin de semanas, feriados, playas, ríos, montañas, etc. Estas son recetas que no fallan a la hora de disfrutar juntos como pareja e imprimen un legado emocional grandioso para los hijos que crecen en ese hogar. Los hijos, cuando ven que sus padres salen solos a disfrutar, ellos infieren emocionalmente que entre papá  y mamá las cosas están bien. Así que como resultado natural de esta práctica, los hijos estarán bien, se ha comprobado además que los hijos resuelven mejor sus conflictos cuando los progenitores están ausentes.

6-    Hábitos de comunicación franca: El nivel más difícil de comunicación, es el nivel de las emociones “estoy feliz”, “te amo”, “gracias por haberme elegido como compañero/a tuyo”, “te pido perdón”, “estoy triste”, “no me gustó  la forma como te has expresado” estas y otras expresiones similares, son las que más cuestan desarrollar en una relación, sin embargo son las que más frutos dan a la hora de practicarlas y producen unidad y fortaleza en la relación.

7-    Sexualidad sana, divertida y frecuente: la práctica de la sexualidad humana, no es para satisfacer los instintos naturales solamente. Además de satisfacer las pasiones, la sexualidad es un acto físico, emocional y lo es también espiritual donde la pareja crece en todos los aspectos, favoreciendo el logro de la felicidad plena.

La sexualidad en la vida conyugal, se debe practicar de manera frecuente y no hay que esperar hasta que  “me den ganas” eso pasa con los animales quienes se relacionan íntimamente solo en la época de celos. La especie humana, por el contrario, puede y debe hacer el amor de manera frecuente y eso se logra creando el ambiente y despertando las libidos de cada miembro.

Diariamente cada uno de los cónyuges debe  hacer los arreglos románticos para la práctica  de relaciones íntimas. Debe haber preparación a partir del último encuentro amoroso. Ahí comienza y continúan desde que se levantan a la mañana temprano de este nuevo día, incluye además, llamadas con mensajes románticos, notas pegadas en las paredes, flores, y la higiene personal de cada uno de los miembros cada noche antes de ir a la cama y al final un buen perfume. Se desaconseja el acto  con los ojos cerrados, en habitaciones oscuras, tapados totalmente porque revela miedos y temores; sino, mirándose a la cara, en habitaciones bien iluminadas, con música instrumental adecuada y disfrutándose mutuamente todo sus cuerpos, debe haber manoseo, caricias por todo el cuerpo sin reservas antes del acto per se. Así se goza mutuamente de este momento placentero y feliz.

Realizar este ritual es de vital importancia para la felicidad de la pareja. Aunque  no se tengan relaciones íntimas diarias, da resultados de gran beneficio porque sirve como fundamento para alimentar el bienestar de la relación y produce sanidad, felicidad y convivencia funcional.

8-   Repartición armoniosa de roles: se ha comprobado que las parejas que se reparten los roles de los quehaceres domésticos, realizan más frecuentemente el amor que aquellos que no lo hacen. Las razones, entre varias otras  es que las mujeres se sienten más amadas y se disponen a estar más unidas a  su pareja, por lo que se entregan con más frecuencia y suavidad, además del contacto propio mientras realizan las tareas juntas, supone un aumento natural de la libido. “Y el Señor Dios dijo: No es bueno que el hombre esté solo; le haré una ayuda idónea”

9-    Colaboración en la crianza de los hijos y la práctica de valores espirituales se constituye en un gran soporte adicional para la solidez matrimonial.

10- Antídoto contra el síndrome del nido vacío: Realizar estas sencillas prácticas de manera rutinaria en la relación conyugal, supone un gran beneficio para el futuro, genera fuente importante de reservas emocionales de amor en la pareja, tendiente a disminuir el impacto de la depresión por el nido vacío cuando los hijos se casen y se vayan de la casa. 

Aparición de síntomas del síndrome del nido vacío: No menos importante es que cuando el padre y la madre  se queden solos en este tiempo del nido vacío, igualmente se sentirán bien emocionalmente, disfrutándose de la compañía mutua de amor y amistad del uno al otro porque desde su juventud  han cultivado esa relación de amor a lo largo de los años de su vida de matrimonio.

Gran parte de los matrimonios, luego de una larga vida en pareja, sufren depresiones por las consecuencias del nido vacío, las razones se fundamentan en que han invertido su tiempo y energías en amar más a sus hijos que a sus cónyuges. Amar más a los hijos que a la pareja es grave para las relaciones matrimoniales y como consecuencias lógicas, ahora  que los hijos ya se fueron de casa se encuentran solos, dos personas adultas y extrañas, que  se trataron como pareja disfuncional, porque no han priorizado su relación amorosa por encima del amor prodigado  sus hijos. Ahora,  en el ocaso de la vida le faltan quienes ya se fueron, por lo que viene la depresión.
Hay experiencias lamentables de cónyuges que dieron más importancia a la crianza de los hijos que a la conformación de una vida conyugal fuerte, y al llegar a este tiempo sencillamente no se soportan el uno al otro y terminan divorciándose, o viviendo bajo el mismo techo, sin tener una relación íntima, depresivos y enfermos muchas veces.

Conclusión: Así hay que reconocer que lo más importante en una familia saludable es la cercana relación que mantienen el padre y la madre.
Lic. Mario García MTF Lic. Mario García MTF